MADRE
Cierto día un agricultor muy sabio quiso plantar una semilla única y especial. Antes de plantarla debía elegir muy cuidadosamente el terreno y prepararlo con cuidado. Luego, enterró la semilla y permaneció pendiente durante más de 30 semanas. Al cabo de aquel tiempo, observó un pequeño y frágil retoño. La tierra alimento y refugió a la pequeña planta. Mientras el retoño crecía vino la lluvia y la tierra se mojó y se formaron charcos de lodo. Pero la planta continuaba aferrándose a la tierra y la tierra continuaba sosteniendo la planta. Luego vino el viento, y soplo con gran fuerza, pero la tierra sostuvo a la planta y la planta se aferró más y más. Pasaron las estaciones, el tiempo cambió y la planta continuó creciendo fuerte e imponente. Sus raíces se aferraron más a la tierra y esa unión perfecta dio como resultado un imponente árbol. Ese árbol dio fruto, dio sombra y albergó decenas de aves en sus ramas. La tierra es la madre, que lleva en su vientre la débil sem